Frecuentemente, mi memoria se abre como un libro de páginas amarillentas por el tiempo y la nostalgia de sus letras que nadie lee ya. Recorro mi historia hasta llegar al lugar que recuerdo tan amable: la publicitaria YOUNG & RUBICAM DAMARIS, de la Calle El Conde Esq. 19 de Marzo, en aquella capital de entonces donde la vida discurría. Si no apacible por las desgracias políticas, por lo menos con la digna condición de ciudadanos dispuestos a mejorar su calidad.
Nací en el interior del país y, al llegar a la edad escolar, mis padres me trajeron a la Capital para estudiar en el Colegio Serafín de Asís, sito en ese entonces en la calle Mercedes.
Terminé el bachillerato en el Colegio San Martín de Porres, de Yamasa, dirigido por las monjas canadienses de la Congregación de las Hnas. Grises de la Inmaculada Concepción.
Para continuar los estudios, me inscribí en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Corrían días aciagos para el estudiantado que llenaba las aulas de la UASD y, a ruegos de mis padres, que ya vivían en la Capital y sufrían los embates de la política de aquellos años, abandoné ese Centro Académico y me inscribí en el Instituto Dominicano Gregg, donde salí graduada de Secretaria Ejecutiva. A continuación, me dispuse a buscar trabajo. Es aquí donde entra a formar parte de mi vida adulta la Publicitaria Young & Rubicam Damaris, con Mr. Wilson A. Rood y Doña Damaris Defilló a la cabeza de la misma.
Fue para mí un despertar, un abrirme paso al futuro en buena lid y en un ambiente cálido, al abrigo de mis jefes y compañeros de trabajo. Cada día, con el café servido por Luz, endulzado con su sonrisa y un “no lo deje enfriar”, me mostraban un lado de la vida colindante con ese bienestar del alma que solo da la buena vibra, la palmada en el hombro, la palabra que canta, la seguridad de ser bien acogida, apreciada y protegida por personas que ni conoces ni te conocen. Empezaba la década de 1970.
Trabajé diez años allí. Primero como secretaria de Arnulfo Soto (Miñin) y René del Risco Bermúdez, luego de Freddy Ginebra, hasta formar parte del staff del Dpto. de Creatividad. Me enfrentaba a grandes campañas de radio, televisión y prensa en las que me crecía y ponía todo mi talento y empeño. Mis primeros compañeros fueron una pléyade de grandes de las Letras y las Artes: Miguel Alfonseca, Rafael Vásquez, Iván García, Pedro Pablo Álvarez, entre otros. Allí cocinábamos brillantes ideas para Brugal & Cía., Compañía Anónima Tabacalera, La Curacao, La Química, C por A, Embotelladora Dominicana, Colgate Palmolive, Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, E. León Jiménez, La Nestlé, Barceló & Co., etc. etc.
Yo me movía como pez en el agua con estos “cerebritos” de la publicidad.
Más tarde llegarían mis inolvidables Elena Ramírez y René Rodríguez Soriano, así como Raúl Bartolomé y Miguel Ogando.
¡Que mutual Elena y yo!
El ambiente cálido, distendido, casi familiar de la Publicitaria, el ingenio de muchos de mis compañeros de trabajo eran un paliativo para los “corre-corre” que se sucedían de improviso por un cliente caprichoso. Muchas veces nos caía un trabajo “para ayer” ¡y se disparaba la adrenalina!
YOUNG AND RUBICAM DAMARIS no era solo una publicitaria, ¡era una escuela!
…Y llegó el tiempo de la mudanza. Estrenamos unas flamantes oficinas en la Avenida de los Próceres. El moderno edificio más bien parecía un hogar, con sus tejas rojas, paredes blancas y grandes ventanales. Aunque ya no gozábamos de la misma cercanía física que ofrecía “la Young and Rubicam del Conde”, se daba allí un fenómeno extraordinario: ¡UN DUENDE floreteaba entre nosotros! Un duende que nos unía y nos hacía entender que éramos los mismos, éramos, definitivamente, LA FAMILIA YOUNG AND RUBICAM DAMARIS, cuyo acopio de talentos se vio enriquecido con la entrada de JUAN FREDDY ARMANDO al staff creativo.
Aun hoy, Juan Freddy y yo seguimos cultivando “La rosa blanca” de Martí.
Cuando mi vida dio un giro inesperado, un día tuve que decir adiós a YOUNG & RUBICAM DAMARIS para recorrer otros caminos. Ese fue mi límite. La vida me llevó por nuevos rumbos y me vi en la necesidad de renunciar.
Lo que aprendí en el manejo de las ideas y las palabras quedó estampado en aquellos storylines que el Departamento de Arte transformaba en storyboards para campañas de envergadura en radio, televisión y prensa.
Algunas de las campañas de Y&RD vienen a mi memoria…
- COMPAÑÍA ANÓNIMA TABACALERA
(Cigarrillos Montecarlo) - BRUGAL & CIA.
(“Brugal o no tomar”) - NAVIDAD ’74
“La Brugalita” - ASOCIACIÓN POPULAR DE AHORROS Y PRÉSTAMOS
(El Cero y el Cerito de Oro) - CERVECERÍA NACIONAL DOMINICANA
(Cerveza Presidente) - BARCELÓ INDUSTRIAL
“Victorina, el sabor que me fascina” con el personaje de “Fina” que identifica la marca. - SEVEN-UP
- GRUPO RICA (CHOCO RICA)
- CURACAO TRADING CO.
(Nevera Regina) - E. LEÓN JIMÉNES
(Cigarrillos Marlboro)
(Campaña Post Ciclón David “Siembra una caoba” de E. León Jiménes) - COLGATE PALMOLIVE
- NESTLÉ DOMINICANA
(Cubitos Maggi)
En el año 1975 fui objeto de un gran reconocimiento “por mi superación”, según reza la hermosa bandeja que me fue otorgada junto con otro galardón.