Ramón Francisco Sosa


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Biografía narrada por: Víctor Sabi

Ramón Francisco Sosa Nolasco, nace en El barrio San Miguel, en la Calle Francisco Cerón de la capital dominicana, en el mes de Octubre del año 1947.


A continuación una breve narrativa de su historia biográfica en el mundo de la publicidad. Este texto relata la experiencia de un inmigrante en la industria publicitaria durante 35 años, comenzando desde sus primeros trabajos en su país natal hasta su retiro en una empresa de seguros en Estados Unidos. A través de su relato, el protagonista muestra su pasión por su carrera y su dedicación a ofrecer lo mejor de sus conocimientos en cada trabajo. Además, destaca el impacto de una empresa en particular, Young & Rubicam, en su carrera y en su vida profesional.


Ya había terminado el bachillerato en Ciencias Físicas y Naturales. Corría el año 1965 y, como todo bachiller recién graduado, tenía la fiebre de entrar a la universidad. Sin embargo, no tenía vocación para las carreras que estaban de moda en aquella época, tales como Arquitectura, Derecho, Medicina, etc. Tenía ciertas inquietudes por el comercio, ya que mi padre fue un reconocido comerciante en la importación y exportación de productos como arroz, café y achiote (bija). Yo le ayudaba en mis tiempos libres. Era interesante, pero no era lo que quería hacer en la vida.

A través de un amigo de la familia, quien a su vez conocía a alguien que trabajaba en una agencia publicitaria llamada Young & Rubicam Damaris, me enteré de que buscaban a alguien que fuera bachiller y supiera mecanografía y archivo. Yo era egresado de una conocida escuela comercial de la capital, con el grado de mecanógrafo-archivista. Fui entrevistado y sometido a la prueba de rigor, pasando eficientemente todo el proceso. Una semana después, ya era miembro de la renombrada y flamante agencia de publicidad Young & Rubicam Damaris.

Andábamos por los finales de los años sesenta. La revuelta revolucionaria del 65 había terminado. Recuerdo que en mi primer día de trabajo todavía se encontraban fuerzas militares apostadas en diversas calles de Ciudad Nueva. Como quería tener un grado universitario, ingresé a la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en tanda nocturna, a estudiar idiomas (inglés y francés, entre otras materias).

Mi entrada al mundo publicitario fue amor a primera vista. Mi primera posición fue la de asistente del Departamento de Tráfico, donde llevaba control de todo el material que entraba y salía de la agencia hacia los medios de comunicación: periódicos, revistas, estaciones de radio y televisión, etc. Estaba fascinado con mi trabajo, ya que me permitía relacionarme y entablar diálogos con personas de los distintos medios. Al mismo tiempo, mis compañeros de trabajo eran excelentes creativos, dibujantes, productores, ejecutivos de cuentas y gerentes de envergadura. Éramos un pequeño grupo con importantes campañas publicitarias, y todos formábamos parte del proceso y celebrábamos los éxitos obtenidos.

Mi primera experiencia fue participar en la campaña de introducción de un nuevo producto: Cigarrillos Comando, siendo esta una de las campañas más exitosas de la época. Otra experiencia inolvidable fue cuando el monstruo de la industria tabacalera de Estados Unidos, Philip Morris, introdujo al mercado dominicano la marca Marlboro. Para Doña Damaris Defilló, nuestra jefa y su equipo creativo, fue un gran desafío, ya que su cliente era la CAT (Compañía Anónima Tabacalera).

En aquel entonces, el polifacético escritor, poeta y locutor René del Risco y Bermúdez, uno de mis mentores, fungía como director creativo.

Rene escribió el siguiente jingle radial para nuestro cliente “La Tabacalera“: El que venga aquí a nuestra tierra, primero que se quite el sombrero y salude a un país donde hay cosas que nunca soñó un extranjero y que son orgullo de aquí. Claramente, esto fue dirigido al producto Marlboro y su cowboy. Siempre he dicho que esta campaña fue muy impactante y logró su objetivo, ya que Marlboro, por sí solo, no tuvo el impacto esperado, con toda la publicidad y promoción que llevaron a cabo.

Así pasaron cinco años muy fructíferos para mí, y me estimularon a continuar en el mundo publicitario. Pero mis padres tomaron la decisión de marcharnos hacia los Estados Unidos de América. No diría que fue en busca del Sueño Americano, ya que éramos de clase acomodada y, por lo tanto, disfrutábamos de las cosas buenas de la época. Diría que fue buscando un mejor futuro para sus hijos. Así finalizó mi jornada en Young & Rubicam Damaris. Ya ostentaba el cargo de Asistente de Compras en el Departamento de Medios. Esta posición me ayudó a conocer y relacionarme con las más destacadas figuras de la radio y la televisión de aquellos tiempos.

Mi despedida de la agencia fue con bombos y platillos. Recibí de todo el personal los mejores deseos y bienaventuranzas que uno puede esperar de personas que respetaba, apreciaba y que a su vez, me valoraban como ser humano.

Mi llegada a los Estados Unidos no fue algo nuevo para mí, ya que había visitado el país en unas vacaciones. El acuerdo con mis padres fue que debía seguir mi carrera dentro de la publicidad, ya que estaba totalmente convencido de que esto era lo que quería hacer por el resto de mi vida. De lo contrario, me regresaría a Santo Domingo.

Pronto comprendí que estaba en la ciudad que más invertía en presupuesto publicitario y donde se establecían las agencias publicitarias de mayor renombre: Nueva York. Allí tenía su oficina principal Young & Rubicam International.

Lo primero fue informarme, a través de unos amigos que residían hacia algún tiempo en Nueva York, sobre los centros de educación universitaria donde se impartían cátedras de mercadeo y publicidad. Me enteré de la existencia de un programa de gobierno llamado C.A.P., por sus siglas en inglés, College Adapter Program, diseñado especialmente para personas como yo, que no habían terminado su educación universitaria en sus países de origen y querían continuar sus estudios. Tomé el examen de admisión y fui aceptado.

Este programa, que duraba un año, tenía como finalidad hacer un recuento de los estudios de bachillerato, ayudar y orientar al estudiante a escoger dentro del sistema educativo del estado de Nueva York de la “City University of New York” (llamada CUNY por sus siglas en inglés), el currículum más apropiado del centro educativo que escogiera el estudiante. Fui aceptado en el New City Tech College (NYCTC), donde elegí la carrera de mercadeo y publicidad, terminando cuatro años después.

Durante mi estancia en la universidad, participé en actividades extracurriculares como miembro de la American Marketing Society (AMS por sus siglas en inglés), con placa de reconocimiento por mis servicios prestados a la asociación. También me matriculé en el New York Institute of Advertising, donde perfilé mis habilidades en medios y comunicación.

Ya con mis estudios culminados, decidí buscar trabajo. Contacté a un conocido en Young & Rubicam New York con quien tenía amistad. Me entrevistaron, pero no había plaza disponible como entrada para desarrollar los conocimientos que había adquirido. Conseguí trabajo en Grey Advertising como Asociado del Director de Medios y trabajé allí por un año.

Sentía la necesidad de volver a mi país, así que contacté a la Sra. Defilló, mi antigua jefa en Young & Rubicam Damaris, y le expresé mis deseos de regresar. Ella me ofreció trabajo y un “Welcome back, Ramón“.

Durante los siguientes tres años en la agencia, trabajé como ejecutivo de cuentas Junior y expresé a Doña Damaris mi interés en crear un departamento de mercadeo e investigación, ya que la agencia no contaba con este servicio para sus clientes. Me dio luz verde y estaba muy contento con la idea, por lo que me enviaron a Y&R New York para un entrenamiento y para aprender los procedimientos adecuados, como focus groups, encuestas cara a cara, investigación de muestras, entre otros.

Con la ayuda de sociólogos y psicólogos expertos en el área de investigación, formamos el Departamento de Investigación y Mercadeo de Young & Rubicam Damaris. Nuestro primer trabajo importante fue para nuestro cliente, Cervecería Nacional Dominicana (CND), y su producto cerveza Presidente.

De acuerdo con los ejecutivos de CND, nunca antes en la historia de la empresa se había realizado un estudio a nivel nacional, y querían conocer su posición en el mercado, ya que había varias marcas de cerveza posicionadas en el mercado dominicano. Esto fue un gran reto para nosotros.

Se requería un gran equipo de campo, con encuestadores, estadísticos, sociólogos y psicólogos expertos en investigación. El trabajo duró tres semanas, ya que teníamos una fecha firme y muy corta para presentar los resultados, y esto era a nivel nacional.

Fue un trabajo muy estresante que me dejaba exhausto. Solo iba a casa para cambiarme de ropa y dormir un par de horas antes de volver al “corre corre” nuevamente. Pero el esfuerzo valió la pena y los beneficios fueron abundantes. Cuando presentamos los resultados finales, recibimos cálidas y efusivas felicitaciones de los directivos de Cervecería Nacional Dominicana por el buen trabajo realizado.

Sin embargo, el ambiente y la camaradería de antes no eran los mismos, y lamentablemente tuve que renunciar a Young & Rubicam Damaris. A través de un amigo, una agencia de publicidad recién fundada me contactó y me ofreció el puesto de ejecutivo de ventas y marketing, al cual acepté y trabajé durante alrededor de un año.

En ese momento, el ciclón David azotó al país, afectando a todos los medios de comunicación y negocios relacionados con la publicidad. Mis funciones fueron eliminadas y quedé desempleado. Ya casado y esperando mi primer hijo, regresé a los Estados Unidos, prácticamente comenzando de nuevo.

Durante los siguientes veinte años, trabajé en la oficina principal de Young & Rubicam en la ciudad de Nueva York. Mis primeros años los dediqué al procesamiento de datos. Luego, una mujer llamada Daisy Exposito, de nacionalidad cubana, me habló de unirme a un grupo hispano llamado The Bravo Group que estaba organizando para proporcionar servicios publicitarios en español a clientes de habla inglesa que los necesitaban. Este proyecto fue todo un éxito, ya que el mercado hispano en los Estados Unidos estaba creciendo rápidamente y las grandes agencias estadounidenses no se durmieron en sus laureles. Después de esta aventura, me sentí muy satisfecho de haber formado parte de ella, ya que durante los diez años que trabajé allí, la agencia hispana fue elegida como la de mayor renombre en el mercado hispano.

Terminé mi tiempo en Young & Rubicam New York siendo parte del grupo que manejaba la cuenta publicitaria del Ejército de los Estados Unidos, con sus siglas en inglés USA Army.

Después de veinte años dentro de dicha empresa, me sentía satisfecho, realizado y orgulloso de mí mismo por el trabajo realizado.

Según los expertos, Young & Rubicam New York era el lugar idóneo para trabajar en la época en que una persona como yo, emigrante, podía tener allí todas las oportunidades de desarrollo personal.

En mis últimos años de trabajo, recibí una oferta de la empresa Prudential Financial, dedicada al negocio de seguros de vida, inversiones y bienes raíces. Ellos tenían su propia agencia de publicidad y me ofrecieron la posición de supervisor de su departamento de medios, donde estuve por diez años, hasta mi retiro.

Fue un total de 35 años dedicados a la industria publicitaria en general, donde ofrecí lo mejor de mis conocimientos aprendidos en todo el trayecto de mi carrera profesional, llevando siempre en mi mente ese primer día de trabajo cuando subí a la tercera planta del edificio El Palacio, en la calle 19 de marzo esquina con El Conde, y al llegar a la puerta vi el nombre de YOUNG & RUBICAM DAMARIS.

Galería

Despedida de compañera de trabajo, The Bravo Group
Cena de Navidad de Y&R New York
Almuerzo con los compañeros de Prudential
Rueda de prensa Con Pele en Promotion para la Copa Mundial del 86
Programa del evento, Copa 1986
Viaje de negocios, reunión cliente Bank of America, San Francisco

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